Tomado de “El Independiente”
Miguel A. Saavedra
Al terminar el año 2011, con la destitución de Eduardo Linares, director del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), el presidente Funes asestó un segundo golpe bajo al partido que lo llevó al poder. Y este nuevo golpe conlleva una provocación mayor que la renuncia del ministro Melgar. Aquella fue una "renuncia", esta vez una destitución.
Ahora queda muy claro para la población, que el “presidente de todos los salvadoreños” sigue una agenda que viene del Norte, la que sin duda consiste en limpiar el aparato del Estado de todo lo que sea FRENTE.
Quitarle el Organismo de Inteligencia del Estado a un hombre del FRENTE significa que el partido que lo llevó al poder y que ahora es gobierno, pierde el control del aparato del Estado. ¿Y si se avecina un golpe de Estado (que no parece factible, se menciona como ejemplo), quién se lo va a advertir a ese partido que está en el gobierno?. Y surge una obligada pregunta: ¿cómo ese partido puede ahora garantizar la seguridad nacional?, que al final de cuentas es para lo que fue elegido por el pueblo.
La guerra global del Nobel de la Paz, Barack Obama (valga el cinismo del título), para salvar al imperio de la crisis económica, consiste sin duda en crear focos de tensión en diferentes partes del planeta para que se ocupen de ellos las antiguas potencias coloniales europeas, mientras los EE.UU trata de desestabilizar a los gobiernos de izquierda elegidos por sus pueblos en nuestro continente. El fin: una intervención para apropiarse de los recursos naturales, ahora que la crisis económica los asfixia.
En Centroamérica los EE.UU trata de militarizar la región, para erigir un muro de contención que detenga el inevitable incendio en el sur si ellos se atreven a entrar, y que el fuego no se propague hasta su casa. Porque eso está claro hasta para ellos: América Latina no es el Oriente Medio lleno de contradicciones y de intrigas palaciegas entre los reinos y emiratos sirvientes de ellos. En América Latina hay una tradición de luchas guerrilleras. Baste mencionar que en El Salvador gastaron más de un millón de dólares diarios durante doce años, y no lograron doblegar la voluntad popular de luchar por una sociedad más justa y un mundo mejor.
Esto significa que al comenzar el año, el FMLN, columna guerrillera que bajó de la montaña, se encuentra asediada en la pradera, y es necesario apoyarla para que aligere el paso.
Dentro de esos movimientos tácticos y la militarización de la región, tenemos que en Guatemala lograron el regreso de un militar con una hoja de ruta a favor del imperio, lograron consolidar el golpe de Estado en Honduras, en Costa Rica están construyendo una ruta militar a lo largo de la frontera con Nicaragua, y en Panamá han reinstalado y aumentado el número de bases militares y tomado el control del aparato del Estado. Falta El Salvador, y lo están logrando con el presidente Funes, si el pueblo no le hace entender que fue elegido como presidente porque fue propuesto por el FRENTE y no por los Estados Unidos ni la derecha salvadoreña.
Vienen nuevos golpes de la parte del “presidente de todos los salvadoreños” hacia el partido que lo llevó al poder, y por lo que hemos visto desde que asumió su mandato, estos serán cada vez más bajos, rastreros y desleales.
Sería bueno que ese presidente que tanto se preocupa por la seguridad nacional y dice ser el “presidente de todos los salvadoreños” explique públicamente a la población porque ha guardado silencio en un tema tan grave que involucra al ejecutivo salvadoreño en cuestiones de seguridad nacional, frente al gobierno de Guatemala. Tenemos información según la cual el señor Jorge César Hernández Meléndez, presentador de la Telecorporación Salvadoreña (TCS), y acreditado como asesor del presidente de la República Mauricio Funes Cartagena, trató de ingresar a Guatemala varias armas de fuego. El señor Hernández estaba acompañado de su hermano José Oliverio Hernández Meléndez, técnico analista del organismo de inteligencia del Estado, y también fue detenido.
Es decir, que se anuncia un año de grandes batallas y movilizaciones para alcanzar la justicia social a la que todos los salvadoreños aspiran. El pueblo salvadoreño debe estar vigilante para incorporarse masivamente a las batallas venideras. Hacer sentir al FMLN que hay que aligerar el paso, y estar listo para salir a ganar lacalle cuando sea necesario. Pueblo salvadoreño: “La lucha continúa"
”.
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