El 20 de marzo de 2003 tropas estadounidenses y británicas ingresaron a territorio iraquí y bombardearon a Bagad, en un acto de guerra que no estaba autorizado por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Posteriormente, el 22 de mayo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1483 en la que se le dio el poder a Washington y a Reino Unido de gobernar a Irak y utilizar sus recursos petroleros para una supuesta reconstrucción del país, bajo la excusa de proteger a la población atrapada en el conflicto. Tras ocho años de la ocupación, la muerte de civiles y la hostilidad reina en esa nación del suroeste de Asia.
Ocho años después, una coalición de países con tradición colonialista ataca de nuevo, necesitan petroleo. La ONU se presta a sus designios, demostrando de nuevo que ha perdido su razón de ser.
domingo, 20 de marzo de 2011
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